Era el lunes temprano o el domingo a la noche. Fue miércoles a la mañana. Dos días pueden ser muy poco tiempo o casi una eternidad. Mientras tanto, los males salen como en la caja de Pandora.
Mauricio Macri, que se ufanaba de tener un poderoso equipo comunicacional detrás, mandó a los argentinos a dormir el domingo sin un solo resultado oficial publicado y el lunes se enojó porque votaron a otra fuerza, a la que culpó del descalabro que se estaba produciendo por esas horas.
Más allá del análisis de responsabilidades por la fortísima devaluación, lo cierto es que la principal autoridad del país en vez de agarrar el balde de arena o de agua, tomó el bidón de nafta.
El discurso de esta mañana de miércoles fue de otro. Un presidente que ensaya el camino de la autocrítica, convoca a sus rivales, dispara medidas de emergencia para paliar la crisis, buscar generar algo de empatía con sus votantes y con los que no le hicieron.
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La reacción inicial de ese termómetro que es la pizarra del dólar fue desfavorable. La inestabilidad cambiaria sigue y lo debilita aún más a un presidente encerrado en esa paradoja que es la de estar deslegitimado por las urnas pero siendo aún candidato formal a la reelección y dispuesto a dar batalla.
Trampa
La trampa institucional de las PASO nos tiene con un presidente casi electo pero que legalmente sólo es un postulante y otro casi saliente pero que aún debe competir en una instancia electoral.
La voracidad con los procesos hace que todo se devore rápidamente. La credibilidad de la palabra de Macri parece medirse por horas. Y aquel presidente que, cuando el viento le soplaba a favor, era capaz de torcer tendencias financieras con sólo una gestualidad, hoy –con un huracán en contra– no puede hacer nada ni con el anuncio de medidas de supuesto alto impacto.
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La política es una copia de la vida. Cuando las cosas van bien, cualquier cosa que se haga tiene resultados positivos. A la inversa, cuando todo va para atrás, no hay nada que salga bien.
La sensación que tenemos es que desde el domingo hasta acá han pasado siglos. Fueron sólo tres días. Faltan otros 74 para la elección en serio y 118 para el recambio de gobierno.
Habrá que ver en qué momento Pandora cierra la caja.