El sábado pasado arrancamos la mañana de una manera especial en casa. Era el cumpleaños de mi pareja, el primero con el bebé y encima, encuarentenados.
Con tantos condimentos especiales, el desayuno se estiró en la habitación junto con los mimos a Facundo que nos tiene embobados.
Pasaron tres semanas desde que nació nuestro hijo. Por suerte, los dolores del parto desaparecieron por completo. La energía y las ganas de hacer cosas se despertaron conmigo esa mañana. Decidí vestirme (o sea, sacarme el look de pijama y pantuflas) a modo simbólico por el festejo para tres.
Un rato después, agarré unas camisas que estaban arrugadas esperando por la plancha hace varias semanas en el lavadero.
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En ese momento pensé en nuestra querida Vivi, la persona que viene a casa cada tanto para ayudarnos con la limpieza. Cuánto extrañamos su trabajo en esta cuarentena en la que, estando todo el día adentro, todo se ensucia más que antes.
Entonces, decidí compartir eso en Instagram. Una mañana de sábado, cargada de energía y buen humor, disfrutando del bebé y limpiando. Y una reflexión de agradecimiento a las trabajadoras domésticas que tanto se extrañan.
Mensaje disparador
Los comentarios de todo tipo no tardaron en llegar. Pero hubo uno que abrió un abanico de reflexiones para debatir.
El mensaje decía entre otras cosas, que lo que yo estaba comunicando en mi publicación de Instagram, en pleno puerperio, atrasaba.
Que a pocas semanas de haber parido, otra persona debería estar haciendo la limpieza y yo debería estar preocupada por la lactancia, el bebé y mi recuperación exclusivamente. Y que comunicar que ya estaba haciendo todo eso en mi casa, era algo hoy totalmente cuestionado y poco recomendado.
Este mensaje me sirvió como disparador para ponerme a investigar al respecto y responder con fundamentos, porque tal vez sean muchos los que piensan de manera similar.
¿Qué es el puerperio? Según la Organización Mundial de la Salud, es el período de recuperación del parto, que puede durar hasta cinco semanas.
Sin embargo, en algunas mujeres puede durar mucho más tiempo y hasta desencadenar escenarios peores, como la depresión posparto. Y en otros casos, el puerperio puede durar solo algunos días.
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Lo primero que hay que decir es que está directamente relacionado con el embarazo y el parto propiamente dicho. Si tuvimos un embarazo saludable y un buen parto, probablemente el puerperio también sea más ameno.
En segundo lugar, contar con un compañero (ya sea una pareja, un familiar, una amiga) durante el puerperio es clave. Obstetras y pediatras de todo el mundo defienden la idea de que la mamá pueda dedicar la totalidad de su tiempo al bebé y a reponerse.
La autocompasión, de la que hablábamos en la nota anterior, también tiene que ver con el puerperio. Que las parturientas nos demos lugar a sentirnos mal, desganadas y hasta “descuidadas” en nuestro aspecto, es algo fantástico que podemos hacer por nosotras mismas en este momento único y particular.
Pero en tiempos de cuarentena, el puerperio ideal o recomendado puede verse modificado. A esta altura de la pandemia ya sabemos que estar en casa con un recién nacido implica un gran trabajo en equipo.
La falta de otras manos, la ayuda de familiares, amigos y hasta empleadas domésticas complica el escenario.
Lo que se puede
Me gusta pensar que cada mujer hace con su puerperio lo que quiere. O mejor dicho, lo que siente y puede. Porque no siempre querer es poder. Y en esta cuarentena mucho de los supuestos y de lo ideal no puede darse.
En mi caso particular, el trabajo en equipo con mi compañero ha existido desde el primer momento.
Solos, los dos, hacemos lo mejor que podemos para atravesar el puerperio y criar al bebé. Por supuesto que en los primeros días después de haber parido, todo lo relacionado a la casa estuvo a cargo del papá.
Pero, habiendo tenido un parto natural muy bueno, mi recuperación fue también muy buena. Sumado a un buen estado físico y a una forma de ser muy activa que me ayudaron a sentirme bien rápidamente.
Mi puerperio terminó mucho antes de lo recomendado por la OMS o de lo planteado por los grupos más fanáticos del tema. Seguramente la cuarentena y las necesidades de mi casa y mi pequeño equipo hicieron que también tenga que poner un poco más de voluntad. Porque no quedó otra.
Poner nuestra mejor actitud frente a esta situación, no me parece que sea ejemplo de atraso.
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Las mamás y papás de la era del coronavirus tenemos claro que nuestra experiencia será diferente a la de otros padres, en cualquier otro momento del mundo. Aprendemos todos los días a sortear obstáculos y arreglárnosla como podemos entre barbijos y distanciamiento social.
No es fácil, pero tampoco imposible. Hay que aprender a adaptarse y fluir con lo que nos toca. Eso lejos de atrasar, me parece que nos indica que avanzamos.
Que crecemos y nos adaptamos. Que damos lo mejor para que a nuestros coronials o cuarentenials no les falte amor por más cuarentena que haya afuera.