El ingreso de Suecia a la OTAN implica un tiro por la culata para Vladimir Putin. Quiso evitar que a la alianza atlántica ingresara un nuevo miembro, pero la invasión a Ucrania hizo que ingresaran dos: Finlandia y Suecia.
La razón principal de la invasión a Ucrania fue impedir que la alianza atlántica creciera. Tras la caída en el 2014 de Viktor Yanukovich, el último presidente pro-ruso, los gobiernos ucranianos comenzaron a reclamar el ingreso a la Unión Europea y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Particular énfasis puso en ese intento Volodimir Zelenski, porque ni bien Yanukovich escapó de Ucrania a Rusia, se produjo la ocupación y anexión de Crimea, mientras comenzaba la infiltración de militares y mercenarios rusos en la región ucraniana del Donbas.
Finlandia y Suecia siempre habían estado cómodos en la posición de “neutralidad” que adoptaron durante la Guerra Fría entre el bloque occidental y el Pacto de Varsovia, la alianza militar de los países que integraban la órbita soviética.
Por cierto, en lo político y en lo socio-económico, tanto fineses como suecos estuvieron siempre más cerca del bloque occidental, pero mantuvieron, incluso después de finalizada la Confrontación Este-Oeste, el estatus de países neutrales. Todo cambió cuando Putin ordenó invadir a Ucrania. Esa guerra injustificada y destructiva hizo que Finlandia y Suecia sintieran que también ellos podían ser blanco del belicismo expansionista del Kremlin. Entonces pidieron el ingreso que primero obtuvo Helsinki y ahora obtiene Estocolmo.
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De tal modo, intentando evitar una incorporación a la OTAN, el presidente ruso provocó dos incorporaciones. Otra consecuencia negativa para Putin fue la superación de los problemas internos que mantenían a la alianza atlántica en un estado de crisis que Donald Trump había agudizado de manera deliberada.
Como si todo eso fuera poco, la guerra en Ucrania hizo que, además de ampliarse, la OTAN acrecentara y modernizara sus armamentos.
El otro efecto negativo para el Kremlin es que Turquía acaba de acercarse al bloque occidental.
El presidente turco llevaba años acercándose a Rusia y buscando un hinterland centroasiático, proceso que lo alejaba de las potencias occidentales. Parecía que, tarde o temprano, Recep Erdogán terminaría sacando a Turquía de la OTAN. Pero la guerra en Ucrania creó situaciones que Erdogán supo utilizar a favor de los intereses turcos.
Para que un país pueda ingresar en la alianza atlántica, necesita la aprobación de todos y cada uno de los miembros. Con esa llave en sus manos, Erdogán usó la situación manteniendo la puerta de la OTAN cerrada para Suecia y así presionar a Estocolmo sobre la cuestión kurda.
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El gobierno sueco tuvo que tomar medidas de alejamiento respecto al PKK (Partido de los Trabajadores Kurdos), la organización izquierdista que propone crear un Kurdistán independiente en el sur de Anatolia. También tuvo que quitar el apoyo que ha venido dando a los peshmergas (milicianos kurdos) del noreste sirio y norte de Irak.
Pero no sólo eso consiguió Erdogán. También obtuvo de Joe Biden un compromiso de venderle los aviones F16 que Turquía lleva tiempo reclamando a Estados Unidos para el fortalecimiento de su fuerza aérea. Y otro logro de crucial importancia: a cambio de aprobar el ingreso de Suecia a la alianza atlántica, Erdogán reclamó a Bruselas que reinicie las congeladas tratativas sobre el pedido turco de ingresar a la UE.
Desde hace medio siglo Turquía intenta ingresar a lo que por entonces se llamaba Comunidad Económica Europa (CEE) y ahora es la Unión Europea (UE).
Europa fue siempre reacia a abrir sus puertas a un país musulmán, que tiene una democracia de baja intensidad y que incurre a menudo a violaciones a los Derechos Humanos. Pero con Rusia imponiendo una guerra brutal en Ucrania y apuntándola con sus misiles nucleares, para Europa el fortalecimiento de la OTAN con el ingreso de Suecia es una prioridad que amerita volver a la mesa de negociar un posible ingreso de Turquía a la UE.
La posibilidad de alcanzar todos esos objetivos gracias al desquicio geopolítico que causó la invasión a Ucrania, hizo que Erdogán diera un par de pasos hacia el Oeste, después de varios años deslizándose hacia al Kremlin, cuyo modelo de liderazgo autocrático es similar al que construye desde que le arrebató el poder a los partidos ataturkistas.