Con el objetivo de reconocer y revisar la situación edilicia del patrimonio cultural pero también de organizar y planificar tareas y acciones tendientes a incrementar la cantidad de visitantes y a mejorar la experiencia, el equipo de la Agencia Córdoba Cultura realizó un recorrido por el norte de la provincia acompañado por la Asociación de Empresarios del Norte Cordobés y el pintor impresionista Mario Sanzano.
El arte en el norte
Mario Sanzano tiene como referente al pintor Martín Santiago quien, a su vez, fue el principal discípulo del pintor Fernando Fader. Mario Sanzano hizo del impresionismo un culto al punto tal que no solo vive del arte y sus obras son reconocidas en el país sino que también exporta su talento a nivel internacional.
Sanzano comenzó a dibujar a los diez años cuando se enfermó de hepatitis y tuvo que permanecer durante meses en cama. En el colegio secundario, su profesor de dibujo era Martín Santiago quien falleció en 1989 y fue quien lo guió en sus primeros pasos en el arte y se convirtió en su maestro durante más de quince años.
A los 17 años Sanzano vendió su primer cuadro y cuando tenía 18, con quince cuadros pintados, realizó su primera muestra en un local de la Sociedad Rural de la ciudad de Deán Funes. Actualmente, el artista que es paisajista (pero también fue retratista) tiene un importante alcance nacional a la vez que exporta sus pinturas al mercado internacional de arte.
En la Escuela Superior de Bellas Artes Martín Santiago de la localidad de Deán Funes se dictan dos carreras de nivel superior no universitario: la Tecnicatura Superior en Artes Visuales y el Profesorado de Artes Visuales. También ofrece talleres y numerosas actividades de extensión.
Fader, inspiración cordobesa
El recorrido comenzó en el paraje Loza Corral (perteneciente al pueblo de Ischilín), un lugar ubicado a 950 metros sobre el nivel del mar donde la tranquilidad, la naturaleza autóctona y un clima excepcional se combinan generando un lugar ideal para los visitantes que buscan alejarse de la vida ajetreada de las grandes ciudades. Justamente, y debido a estas características, este fue el lugar elegido por el artista Fernando Fader a comienzos del siglo XX para asentarse y darle pelea a la tuberculosis que padecía. Allí transcurrió sus últimos años de vida hasta que falleció en 1935. En estos años plasmó en su pintura la belleza agreste del paisaje cordobés que lo marcó profundamente desde su llegada al lugar.
La casona en la que vivió fue proyectada por el propio Fader sobre jardines escalonados y cuenta con un eficiente sistema de riego que también diseñó el artista. La vivienda tiene dos ambientes muy acogedores: el comedor y el estudio en el que el artista pintó algunos de los paisajes más bellos de la pintura argentina. Hoy, su antigua casa se transformó en una casa museo de arte donde se pueden admirar sus obras, el mobiliario original y sus objetos personales.
Pese al buen estado de conservación de la casona aún resta realizar algunas obras de infraestructura para mejorar el suministro de agua, los desbordes del río en época estival y la accesibilidad de los visitantes y lugareños a través de la señalética. En este sentido, la Agencia Córdoba Cultura se compromete a generar los recursos y los esfuerzos pertinentes para concretar las obras de infraestructura a la vez que adaptará la Casa Museo Fernando Fader a los estándares museísticos para reforzar, sobre todo, la seguridad del lugar.
La visita continuó unos ocho kilómetros más al norte hacia la localidad de Ischilín donde se encuentra la iglesia Nuestra Señora del Rosario construida en 1736 y considerada monumento histórico nacional y patrimonio cultural de la provincia. La Agencia Córdoba Cultura se compromete a mejorar aquí la conectividad a internet, un servicio considerado esencial. En este mismo pueblo se encuentra la tumba del famoso pintor que sorprende por su austeridad: un pequeño nicho que comparte con su esposa, nuera e hijo.
El legado continúa
Siguiendo la ruta hacia el norte, el recorrido llegó a la ciudad de Deán Funes donde Mario Sanzano abrió las puertas de su atelier señalando cómo Fernando Fader y Martín Santiago legaron tanto sus técnicas y el compromiso con la pintura como las emociones que tenían en cuenta a la hora de pintar un paisaje.
En Deán Funes también se encuentra la Casa Museo Martín Santiago: se trata de la antigua casona que él mismo construyó con mecanismos que le permitieran tener una casa templada en base a la luz solar para poder pintar en condiciones óptimas. La casa permaneció por más de 20 años cerrada y fue recuperada para la visita del público por un grupo de habitantes de Deán Funes que conformaron una asociación civil con el alto compromiso de Mario Sanzano. En su interior se encuentran intactas más de 300 obras del artista considerado uno de los principales discípulos de Fernando Fader como así también bocetos de pinturas que no llegó a realizar.
Las obras de Santiago, además, se lucen en el salón de actos de la Sociedad Española de Deán Funes en las que el artista reflejó diferentes paisajes de España pese a nunca haber visitado el lugar. En la terminal de ómnibus de la localidad también se pueden apreciar once murales cerámicos realizados por el artista que representan al norte cordobés y a las experiencias del artista desde su llegada al lugar hasta su fallecimiento. Los murales comienzan con el reflejo de los orígenes en la representación de la Pachamama y finalizan con la irrupción del ferrocarril en Deán Funes.
El norte cordobés es legado pero también cuna de importantes artistas que representan a Córdoba y al país como referentes del impresionismo convirtiéndose en orgullo local pero también en el patrimonio cordobés que el Gobierno de la Provincia resguarda a través del compromiso y la inversión constante para su preservación y conservación.