“El gran yunque que aparece como denominador común en los países e instituciones que fracasa es el virus mental de la ideológica woke. Es la gran epidemia de nuestra época que debe ser curada, es el cáncer que hay que extirpar”, fue una de las fuertes frases de Javier Milei en el Foro Económico de Davos, en un discurso que puso el acento en la libertad y el colectivismo.
El mandatario llamó al wokismo “socialismo cool” y se sumó a los rechazos recurrentes de otros líderes de derecha como Donald Trump y Elon Musk. Hace poco, el flamante presidente estadounidense acusó a los seguidores de este movimiento de “intentar silenciar a quienes no comparten sus opiniones”.
“Hasta que no saquemos esta ideología de nuestra cultura, de la sociedad occidental e incluso de la especie humana, no lograremos avanzar en dirección al progreso; por eso hoy quiero dedicar unos minutos a destruir esas cadenas”, ratificó Milei en otro fragmento de su discurso en Davos.
Qué es el wokismo
La ideología woke surgió dentro de la comunidad negra de Estados Unidos y originalmente quería decir estar alerta a la injusticia racial. Al principio el término era “wake”, que en inglés significa “despertar”.
El concepto se extendió con el correr de los años y traspasó las fronteras de Norteamérica. Así también fue deformándose. Ahora se utiliza para describir una amplia gama de ideas o movimientos relacionados con la justicia social, como el antirracismo, el feminismo o los derechos de la comunidad LGBT, entre otros.
El uso de la palabra es contrapuesto ya que algunos la usan para cuestionar las normas opresoras impuestas históricamente por la sociedad, mientras que para otros describe a individuos hipócritas que se creen moralmente superiores y quieren imponer sus ideas progresistas sobre el resto.
Lo que comenzó como un choque cultural se fue transformando en un enfrentamiento político porque la cultura woke se convirtió en sinónimo de políticas de izquierda.
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Es así que toman protagonismo en los últimos años los críticos del wokismo, principalmente figuras que respaldan las ideas de derecha y libertad. Entre ellos, Donald Trump, Elon Musk, y ahora también Milei.
Los críticos de la ideología woke cuestionan, sobre todo, los métodos coercitivos que utilizan algunos “policías de la palabra” -así los definen- contra quienes dicen cosas o cometen actos que ellos perciben como misóginos, homofóbicos o racistas.
“Créanme que los escandalosos experimentos que hoy se realizan en nombre de esta ideología criminal serán condenados y comparados con aquellos ocurridos durante las épocas más oscuras de nuestra historia”, manifestó el jefe de Estado argentino en el Foro de Davos.
Y añadió en línea a lo antes explicado sobre el concepto: “Cubriendo esta multitud de prácticas abyectas está el eterno victimismo siempre dispuesto a disparar acusaciones de homofobia o transfobia y otros inventos cuyo único propósito es intentar callar a quienes denuncian este escándalo del que las autoridades nacionales e internacionales son cómplices”.