El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Nadie duda de que extender derechos está bueno y que nos quedamos cortos en casi todo, pero no hay plata. Lo que tiene que entender este Gobierno -y los congresales que votan hoy, y los que estuvieron ayer, y los que vengan en el 2023- es que Argentina es un país quebrado. No se puede hacer más populismo porque no hay plata.
El déficit fiscal se financia con inflación: emitimos pero producimos las mismas cosas, entonces los precios suben porque hay más dinero disponible para comprar los mismos bienes y si los precios suben, se infla artificialmente la recaudación y con el sobrante recaudado se paga el gasto público que se anuncia para compensar la inflación que genera la emisión. En el anuncio, de paso, acto y foto. El mecanismo es perverso.
Si el déficit fiscal es mayor, la inflación será todavía más alta. En esta semana –sólo esta semana- la dirigencia política anunció un festival de gasto público, pese a que se cierne sobre el país la restricción impuesta tras el acuerdo con el FMI. Menos mal.
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El lunes, el Ejecutivo envió al Congreso un proyecto que extiende las licencias a todas, todos y todes, en su mayoría, sin costo para el empleador: paga Anses, la misma Anses a la que le falta el 30% de ingresos para cubrir su gasto previsional.
El martes, la Anses que conduce la camporista Fernanda Raverta confirmó el pago de un bono de 20 mil pesos para los 13 mil trabajadores del organismo por haber cumplido 30 años de existencia. Además, confirmó el pase a planta permanente de mil empleados más.
El miércoles, el Banco Central resucitó un apartado del convenio colectivo, que había sido derogado en el 2018, que permite que en caso de fallecimiento de un empleado/a de la entidad, alguien de la familia tiene derecho a ocupar su lugar. Si no es idóneo no importa, puede entrar en la categoría más baja, la cuestión es que el puesto se herede.
El jueves, Diputados le dio media sanción a un proyecto que garantiza el acceso universal y gratuito al tratamiento de pacientes con VIH, hepatitis virales, tuberculosis e infecciones de transmisión sexual y dispone una pensión no contributiva de por vida a quien es vulnerable y una jubilación desde los 50 para el resto.
El viernes, el kirchnerismo en el Senado presentó un proyecto para ampliar la moratoria previsional, ese mecanismo que permite jubilarse en Anses sin tener los 30 años de aportes. Las personas pueden comprar en cuotas los años que no aportaron. Hay unos 800 mil beneficiarios potenciales a acceder entre 2022 y 2023.
Es probable que algunos de los argumentos que sustentan esas decisiones sean válidos y muy atendibles. Pero somos un país pobre. No hay pesos genuinos para financiar semejante festival. Moderen muchach@s la compulsión a gastar plata ajena.