El sistema del estrés no sólo se activa en situación de peligro físico, también puede desencadenarse cuando nos enfrentamos a exigencias o situaciones conflictivas en el medio laboral, social, o familiar. Cuando la situación no se resuelve, el estrés se vuelve crónico y termina perjudicando la salud, provocando consecuencias físicas como: trastornos digestivos, disfunción sexual y también trastornos psíquicos, como irritabilidad, fatiga, insomnio, falta de concentración, pérdida de la memoria, depresión y ansiedad.
Por otra parte, el estrés favorece la ingesta de tipo impulsiva y de alimentos poco saludables e hipercalóricos: snacks, golosinas y comida rápida. Este tipo de productos, ricos en grasas y carbohidratos simples son denominados comida confort y neutralizan momentáneamente los síntomas del estrés (sólo por unas horas), pero producen consecuencias desfavorables a largo plazo. El concepto de hambre emocional hace referencia a un apetito aparente pero inexistente, ya que no es provocado por una escasez de energía sino por la necesidad generada por nuestro organismo de ingerir alimentos que nos reconforten.
En la vida cotidiana resulta prácticamente imposible no exponerse a situaciones estresantes. Sin embargo, por más exigente que se vuelva nuestro entorno, lo importante es cómo reaccionamos ante el estrés. Es la forma de afrontar las situaciones la que nos permitirá resolver exitosamente los obstáculos y no recurrir pasivamente a la comida.
Practicar actividades de relajación permite que se liberen neurotransmisores como la serotonina y GABA, las cuales favorecen la sensación de calma y tranquilidad.
Debemos aprender a manejar el tiempo y a evitar el exceso de trabajo. Además, es importante realizar una actividad física placentera en forma regular y lograr un buen descanso de al menos siete u ocho horas diarias, como así también reducir el consumo de café, sobre todo a partir de las 18.
El esparcimiento mejora los niveles de endorfinas que nos permiten mantener el equilibrio emocional: compartir tiempo con amigos, practicar algún hobby o realizar una actividad artística son actividades que repercuten positivamente en la salud.
Servicio de Obesología y Trastornos Alimentarios