Maximiliano Gómez se ganaba la vida vendiendo sándwiches de salame. Cada mañana, con una pesada canasta al hombro, recorría el barrio porteño de Once ofreciendo la comida. Sin embargo, el jueves fue su último día, cuando caminaba por la calle Presidente Perón al 2500.
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La Policía de la Ciudad lo interceptó, le sacó la mercadería y le labró un acta de contravención por uso indebido del espacio público. Fuentes policiales explicaron que la venta ambulante es ilegal, sobre todo si se trata de alimentos, porque estos requieren un control bromatológico, de higiene y un puesto autorizado por las autoridades.
El joven había encontrado una forma de apuntalar su economía. Sin embargo, jamás imaginó que su historia se volvería viral y de la crisis pasaría a tener mucha suerte gracias a los ciudadanos solidarios. Mientras los efectivos le decomisaban la canasta con 35 sándwiches, un hombre capturó la imagen y la compartió a través de las redes sociales.
La repercusión fue tal, que Maximiliano reveló en diálogo con algunos medios, que le llovieron los pedidos. Fue así como su historia se transformó en una cadena de favores. “Millones de gracias a toda la gente solidaria, es algo increíble”, aseguró el joven.