Pablo Altamirano (36) fue asesinado de un disparo por motochoros en la medianoche de este miércoles. Estaba solo trabajando en la estación de servicio Santa Lucía, de barrio Villa Corina, cuando lo sorprendieron a punta de pistola en un intento de robo.
Su pareja, Anabel, aseguró a Arriba Córdoba que se podría haber evitado. Hacía cinco años que trabajaba en ese lugar y “casi siempre de noche, pero estaba sin policía”. Solo los fines de semana compartía turno con un compañero.
Al ser consultada si Pablo tenía miedo, sentenció: “Sí, obvio. Trabajaba de noche”. Denunció que hasta la pandemia contaba con un guardia de seguridad: “Después lo sacaron y lo dejaron solo, sabiendo que en otras estaciones habían robado”.
Ambos tenían un hijo de nueve años en común. “No queda un padre para mi hijo, era el mejor padre que podía haber”, expresó con la voz quebrada y sus ojos llenos de lágrimas. “Mi hijo le decía: ‘Sos mi mejor amigo’”, reveló y remarcó que su pareja era una “excelente persona”. “A mí no me lo van a devolver y a mi hijo no le van a devolver a su padre”, lamentó aún en shock.
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Anabel exige justicia, pero insiste en que “no se lo van a devolver”. Los delincuentes aún están prófugos. Ante esto, la mujer se preguntó: “Si la Policía los va a agarrar y después un juez los va a soltar, ¿para qué?”. “Tiene que haber justicia”, cerró.
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