El hecho ocurrió hace un mes a plena luz del día en la ciudad de Córdoba, pero se dieron a conocer ahora. Sobre calle La Cordillera al 3.700, delincuentes en auto robaron a otro con una vieja metodología que tiene a todos los conductores en vilo: el uso de inhibidores de alarma.
Eran las 20:20. Aún había claridad. Un hombre estacionó el auto y al bajarse intentó activar dos veces la alarma. Incluso se dio vuelta para ver qué ocurría. Confiado de que estaba cerrado, ingresó a un comercio. Al mismo tiempo que hacía la acción, ladrones que llegaban en otro vehículo bloquearon la alarma.
Observaron que no había “moros en la costa”, uno de los delincuentes descendió del lado del conductor, cruzó la calle muy tranquilo y se acercó al auto de su víctima. Abrió la puerta y en tan solo 20 segundos logró robar todas las pertenencias.
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Cuando finalizó, volvió a cruzar, dio una vuelta a su auto que estaba estacionado con las balizas encendidas y se subió en la parte trasera: en el volante estaba su cómplice. Un empleado del comercio observó la extraña maniobra y fue a alertar al dueño. Los malechores huyeron a toda velocidad.
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Los inhibidores de alarma funcionan como un transmisor. Cuando la persona los activan, emiten una onda y bloquen la acción del control de la alarma e incluso del cierre centralizado. Ambos transmiten las mismas ondas, con la diferencia de que el aparato que usan los delincuentes tiene más potencia.
Por esta situación, la recomendación es que los conductores verifiquen las puertas del auto para asegurarse de que están cerradas y la alarma se activó.