En una charla cargada de recuerdos y emoción, Luis Cima, reconocido por su voz en bandas como Trulalá y La Fiesta, contó cómo nació el famoso “grabador oculto”, una joyita de la radiofonía que marcó una época del cuarteto. Acompañado por su hijo Kevin, quien continúa sus pasos en la locución abocado al ámbito deportivo, Luis repasó sus comienzos, sus referentes y los momentos que marcaron su trayectoria.
El histórico animador recordó sus primeros pasos como locutor en la banda Bilbao, de Poeta Lugones. “Éramos muy amigos con Carlitos De Piano y él hizo ese grupo para ser telonero del Rey Pelusa cuando hacía los trasnoches en Río Segundo”, relató. Su pasión por el oficio lo llevó a aprender de a poco y a inspirarse en El Pato Lugones que se desempeñaba en Chébere.
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Con el correr de los años, se sumó a Zic Zac, un grupo formado por exintegrantes de Pelusa que sacó un disco muy similar al sonido de Chébere. Aquella etapa fue clave para lo que vino después. “En un baile en el Deportivo me conoce Emeterio Farías, me manda a llamar y me dice: ‘Quiero que seas locutor de Atenas, del Deportivo y de Palermo’. Era algo que se hacía sí o sí todos los fines de semana, viernes, sábado y domingo”, recordó.
El nacimiento del “grabador oculto”
Tiempo después, Emeterio le propuso trabajar en radio, y fue allí donde Luis conoció a Manolo Cánovas. En ese contexto nació “El grabador oculto”, dentro del programa Música con todo. La idea surgió como una forma de llevar el baile en vivo a los oyentes cuando la radio necesitaba volver a levantar su audiencia.
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“Me compraba un cassette en los kioscos y llevábamos un grabador. Poníamos el cable y se grababa el baile. La Barra me grabó el primer cassette, después La Mona y luego Trula”, recordó. La repercusión fue tan grande que mucha gente se acercaba a la radio para pedir copias o incluso ofrecer dinero por los cassettes originales. Así nació un ritual que se transformó en un clásico entre los seguidores del cuarteto.
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Una promesa que marcó su camino
Luis también habló de su vínculo con Manolo Cánovas, el histórico fundador de Trulalá. Cuando Manolo se enfermó, le ofrecieron continuar con la banda y Cima no lo dudó: “Un día, en un baile en el Deportivo, Manolo estaba en la consola y me choca sin querer. Me dijo: ‘Cómo te gusta este lugar, ¿no? El día que yo no esté, vos tenés que estar acá’. Eso me quedó grabado. Cuando pasó lo que pasó, dije ‘este es mi lugar’ y me quedé. Elegí Trula por Manolo”.
Luis Cima formó parte de lo que muchos llaman “la mejor trilogía del cuarteto”, junto a Manolo y Trulalá. Su historia, su voz y su creatividad marcaron una generación de fanáticos que todavía recuerdan con nostalgia esos tiempos del grabador, el baile y la pasión por la música popular cordobesa.