Kelly Gissendaner se convirtió en la primera mujer en ser ejecutada en el estado de Georgia en 70 años.
Ni la petición de clemencia del papa Francisco, ni la de su equipo de abogados pudieron evitar la muerte de la mujer.
Kelly Renee Gissendaner, de 47 años, fue ejecutada con una inyección de pentobarbital en la prisión estatal de la ciudad de Jackson.
La mujer fue condenada en febrero de 1997 por la muerte de su esposo, Douglas Gissendaner, pero el autor del crimen fue su amante, Gregory Owen.
Owen, quien apuñaló a Douglas hasta la muerte, aceptó un acuerdo con la fiscalía y testificó contra Gissendaner. Fue sentenciado a cadena perpetua por su implicación en el hecho y a partir de 2022 puede optar a la libertad condicional.
Kelly optó por no pactar y se sometió a juicio, en el que fue condenada a muerte.
Es además la decimosexta mujer que recibe el máximo castigo en todo el país desde que la Corte Suprema de EE.UU. reinstaurara la pena de muerte en 1976.
Su conversión a la fe cristiana y su buen comportamiento en la cárcel no fueron suficientes para salvarle la vida.