El dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, tercero en la dinastía precedida por su padre y su abuelo, heredó el poder en diciembre de 2011 y desde entonces se destacó por algo: no ha dejado de subir de peso. Según los servicios de inteligencia surcoreanos aumentó 40 kilos en tres años y de pesar 90 kilos escaló a los 130.
En su país el tema se volvió tabú y está completamente prohibido hablar de ello. Pero no les preocupa tanto porque internet está bloqueada y los ciudadanos norcoreanos sólo pueden acceder a una intranet muy limitada. Pero la preocupación del régimen por el tema, que se ha convertido en objeto de burlas en muchos países del mundo, está atravesando fronteras.
En la vecina China, con el ciberespacio más transitado del mundo, hoy es imposible buscar el término “Jin San Pang” ó “Kim Tercero el Gordo”, motes con los que los chinos habían bautizado al dictador.
¿Por qué ocurre esto? El bloqueo de estos términos se debe a la presión de gobierno coreano que a toda costa intenta evitar este tipo de apodos, aseguró el periódico Hong Kong Apple Daily. Así, ningún resultado arroja la búsqueda en Baidú, el principal buscador chino, ni en Weibo, una de las principales redes sociales de ese país.
“El Gobierno chino está comprometido a crear un clima sano y civilizado de expresión de las opiniones”, declaró el portavoz del Ministerio de Exteriores en Pekín, Geng Shuang. “No aprobamos las referencias a líderes de ningún país mediante burlas o alusiones insultantes”, agregó.
Si bien el régimen norcoreano es criticado constantemente desde el exterior acusado de violaciones a los derechos humanos y sus graves pruebas nucleares que provocan terremotos, los comentarios sobre la vida personal o el aspecto de su líder parecen provocar un especial enojo.