La puntualidad inglesa es más que un valor. Se trata de una manera de vivir. El atraso, aunque sea de un par de minutos, se considera una falta de respeto. La vergüenza del impuntual puede ser causa de medidas extremas como, por ejemplo, renunciar al propio trabajo.
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Michael Bates, secretario de Desarrollo Internacional del Reino Unido, dimitió a su cargo por retrasarse dos minutos en llegar al Parlamento. Al no haber concurrido a las tres de la tarde "o'clock" a su cita convenida, el lord no pudo responder una inquietud, de tinte salarial, expuesta por la diputada laborista Ruth Lister.
Con cero tolerancia para esperar, otro miembro del equipo debió contestar, haciéndose cargo de la pregunta de la legisladora. Por este motivo, Bates, en tono dramático, pidió las "más sinceras disculpas por su descortesía”. Además dijo que deshonró el “privilegio” que tuvo por años de hablar en nombre del Ejecutivo.
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Finalizado el discurso de perdón y renuncia, el funcionario tomó los papeles y los colocó debajo de sus brazos, dejando muchas caras de sorpresa en las gradas de los lores.
Theresa May, Primera Ministra del Reino Unido, consideró el acto del secretario como “innecesario” y sugirió su retorno. Al tomar conocimiento de la reconsideración de Bates, un portavoz del gobierno subrayó la satisfacción de la mandataria de tener dirigentes tan responsables en sus filas.