Joshua Boyle regresó en las últimas horas a Canadá convertido en un héroe nacional. Durante los últimos cinco años, fue prisionero de un grupo talibán en Medio Oriente junto a su esposa, Caitlin Coleman, y sus cuatro hijos.
La familia había sido secuestrada en 2012. Boyle ayudaba a aldeanos de una de las regiones controladas por una red terrorista con su mujer, que estaba embarazada.
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"La estupidez y el mal de Haqqani al secuestrarnos solo fueron eclipsados por la estupidez y el mal al autorizar el asesinato de mi hija, debido a mi negativa reiterada de aceptar una oferta que los criminales me habían hecho", declaró el sobreviviente, que agregó que su esposa fue violada por el mismo motivo. Sin embargo, qué le ofrecieron es un completo misterio.
Durante el cautiverio, la familia Boyle vivió en una prisión subterránea. Una operación de las fuerzas armadas paquistaníes, apoyada en la información de los servicios de Inteligencia de Estados Unidos, dio con el paradero.
Ahora, Boyle se esperanzó con "construir un santuario seguro" al que los hijos "puedan llamar hogar". También deseó recuperar "parte de la infancia que perdieron" los niños.
"Coleman dio a luz a los tres hijos de la pareja mientras estaban en cautiverio. Hoy son libres", destacó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a través de un comunicado.