El caso de Alex Batty (17) acaparó la atención del mundo entero la semana pasada. El ahora adolescente estaba desaparecido desde 2017 y fue encontrado luego de huir de una secta espiritual en las montañas de Francia.
El británico fue visto por última vez en Málaga, España, en octubre de 2017, y apareció en diciembre de 2023 en Revel, un pequeño pueblo francés. Todo fue una incógnita desde su hallazgo, pero ahora se animó a hablar de su vida en los últimos seis años.
+ MIRÁ MÁS: Al menos 15 muertos y decenas de heridos en un feroz tiroteo en Praga
En una extensa charla con el medio The Sun, reconoció que se siente "surrealista" estar de vuelta con su abuela en su casa, en Manchester. "Cada vez que me voy a dormir, siento que me voy a despertar de vuelta en Francia. Todavía no me he dado cuenta de que he vuelto", afirmó.
Dijo que escapó de la secta porque quería "un futuro mejor" y hasta confesó que inventó parte de su historia. Según sus dichos, mintió sobre los detalles de su fuga para proteger a su madre y a su abuelo de la Policía. Cabe recordar que ambos también están desaparecidos desde 2017 y son intensamente buscados.
Los primeros años en la secta espiritual fueron "como vacaciones" para Batty, ya que pasó la mayor parte del tiempo "leyendo, dibujando, yendo a la playa". Relató que cuando cumplió 14 años tuvo que empezar a trabajar para pagar la comida y el alquiler.
El joven tuvo una "vida social inexistente" mientras vivió con su madre y su abuelo, y solo hizo un amigo en seis años. Finalmente, tomó la decisión de irse de las montañas.
Los detalles del escape
Antes de huir, el británico le dejó una carta a su madre para que no se preocupara: "Le decía lo mucho que la quería, lo mucho que apreciaba lo que había hecho por mí".
Agarró una chaqueta de abrigo, su monopatín y algo de dinero para comida, y se marchó en la noche "completamente negra", donde "llovía bastante". Comentó que viajaba de noche, durmiendo lo menos posible y en zonas bien iluminadas por su seguridad.
La caminata de escape duró dos días. Batty fingió pidiendo direcciones y cruzó varias ciudades hasta Toulouse. Siguió su camino algunos kilómetros más y en Revel finalmente fue descubierto.
"Estoy sano y muy feliz. Siento haberme ido, pero era necesario para mi futuro", cerró el joven, que ahora piensa en arrancar a estudiar en la universidad.