Fueron dos golpes estratégicos en un puñado de días. El 13 de julio, aviones israelíes bombardearon el edificio donde estaba Mohamed Deif, en Jan Yunis. Y dos semanas más tarde, un quirúrgico ataque aéreo eliminó a Ismail Haniye en su departamento en Teherán, donde había concurrido a la asunción del nuevo presidente iraní, Masoud Pezeshkian.
La muerte de Deif en Jan Yunis recién pudo confirmarse ahora. Se trata de la eliminación de uno de los creadores, en la década del ‘90, de la milicia Al Qassem, brazo armado de Hamás.
Mohamed Deif fue el organizador de las olas de atentados suicidas que mataron a decenas de israelíes en ómnibus, bares y otros lugares públicos. También fue el artífice del sistema de túneles construidos para esta guerra y el autor ideológico del pogromo sanguinario del pasado 7 de octubre en el sur de Israel.
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A eso sumó cerrar el mes de julio con el asesinato de Ismail Haniye, un golpe demoledor en términos propagandísticos y también un mensaje estratégico al régimen iraní: si pudo averiguar la casa en Teherán donde estaría Haniye a determinada hora y lanzar el ataque quirúrgico que lo eliminó en la mismísima capital de Irán, está claro que Israel puede eliminar la autoridad iraní que decida poner en su mira, incluido el ayatola Alí Jamenei.
No es el primer mensaje contundente a Irán. Haber atajado el 99% de los proyectiles iraníes lanzados sobre Israel, en respuesta a la eliminación del jefe de la Fuerza Quds en la embajada persa en Damasco, y luego haber respondido con un ataque quirúrgico que destruyó los puntos de control del sistema antiaéreo que protege las áreas nucleares en Natanz, Arak e Izfahán, es avisarle a la teocracia chiita que la capacidad aérea israelí ofensiva-defensiva es muy superior a la de Irán.
Haniye había ingresado a Hamás desde su origen, durante la primera Intifada. Desde el primer momento se convirtió en un protegido de líder fundador, Ahmed Yassin, y de quien lo reemplazó al ser eliminado por Israel en el 2004, Abdelaziz Rantisi, muerto poco después al ser alcanzado su automóvil por un misil Hellfire lanzado desde un helicóptero Apache israelí.
En la primera y única elección que hizo la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y en la que Hamas venció al partido laico Fatah que lideraba Yasser Arafat y ahora el presidente Mahmud Abbas, Haniye se convirtió en primer ministro. Pero a renglón seguido vino la ruptura y quedó gobernando sólo la Franja de Gaza, de donde Hamás expulsó a Fatah asesinando a decenas de sus miembros.
Desde 2017 era el jefe del Buró Político y, residiendo en Qatar, conducía las negociaciones para el fin del conflicto en Gaza junto con Jaled Meshal, otro alto dirigente de Hamás.
Las muertes de Deif y Haniye son duros golpes a Hamás, pero no garantiza su extinción. Se trata de una organización yihadista diseñada que genera nuevas cabezas de manera inmediata a cada decapitación.