Según parte del decálogo de muchas de las organizaciones que trabajan para defender los derechos de las mujeres, el 8 de marzo no es un día para festejar y como consecuencia tampoco para recibir regalos o salutaciones típicas de un “día de…” Sin embargo, la discusión sigue abierta.
Esta afirmación suele generar reacción y enojo de aquellos que pensaron en un regalo, una frase, compraron flores o quisieron agasajar a una mujer. Quizás conocer el origen de esta fecha pueda explicar que lejos de ser un festejo, es el recuerdo de un hecho primordialmente injusto.
Aunque existen antecedentes de acciones orientadas a determinar un día para el reconocimiento de la lucha por la igualdad, el hecho ocurrido 25 de marzo de 1911 fue de las peores tragedias que recuerde la historia. El incendio en una fábrica de camisas fue el de mayor número de víctimas de Nueva York y el cuarto en Estados Unidos. Pero hay un dato más siniestro aún: de las 146 personas que murieron, la mayoría eran trabajadoras mujeres, inmigrantes de Europa del Este y de Italia. Tenían entre 14 y 23 años.
El incendio no fue un accidente. Esas mujeres reclamaban hace décadas, condiciones dignas de trabajo. Su reclamo molestó a mucha gente y fueron encerradas en la fábrica sin posibilidad de salir cuando se inició el fuego. Fueron todas muertes evitables.
Esa es sólo una de las tantas historias que se recuerdan en el día de la Mujer y evocan a mujeres que recorrieron un complejo camino antes que nosotras. Mujeres cuyos pasos permitieron que los nuestros sean hoy más sencillos.
Es posible que en un futuro, el 8 de marzo sea un día para festejar: que a las mujeres no nos pidan que hablemos sobre ser mujer en nuestro trabajo y nos pregunten sobre nuestros logros; que no seamos sólo mujeres las que hablemos sobre las desigualdades de género, que la lucha sea de una sociedad completa; que las oportunidades sean equitativas para todos; y que, sobre todo, a las mujeres no las maten por el simple hecho de ser mujer.
Mientras tanto, el #8M será un día de reclamo y reflexión.