A la galera ya casi no le quedan conejos, los trucos se van agotando y la realidad limita bastante las posibilidades de hacer magia.
El escueto discurso de Juan Schiaretti para abrir el período legislativo 22 de los mandatos del peronismo cordobés obedece a que está acotado por todos lados: la incertidumbre mundial de la pandemia, los efectos de una crisis que está pegando duro por estos lados, la impredecible relación con el gobierno nacional y los propios de gestión para los cuales no aparecen las respuestas.
Así, el gobernador debió apelar a esas emotivas referencias al cordobesismo, tan típicas de las campañas, sin poder profundizar ninguna cuestión específica.
Y se limitó a hacer un punteo, como aquel que va a rendir una materia sin conocerla en profundidad y espera que no le hagan profundizar en ninguna cuestión.
Dijo que habrá vacunas pero sólo si Córdoba las puede comprar. Si las naciones tienen dificultades en adquirir los inoculantes, qué esperar para las provincias.
Dijo que habrá clases presenciales pero no explicó cómo.
Destacó al pasar el funcionamiento del COE, pero sin siquiera aludir a los escándalos que fueron minando la credibilidad de Comando de Emergencia para el Covid, como el caso Solange o el reciente del médico trucho que operaba como coordinador de ese organismo que aparecía como rector de la conducta de los cordobeses.
Seguridad y Justicia
La otra gran ausencia en el discurso de Schiaretti pasó por las cuestiones que tienen que ver con Seguridad y Justicia.
Los cordobeses consideran a la ola delictiva una de las mayores preocupaciones pero sólo hubo una mención escueta a compras de equipamiento sin alusión alguno a los graves problemas estructurales que atraviesa la Policía de Córdoba, que ha tenido y tiene numerosos integrantes vinculados con hechos delictivos de distinto calibre.
El otro costado de la inseguridad es la Justicia y Córdoba está a punto de cumplir dos años sin que el gobernador designe al jefe de los fiscales de instrucción.
La decisión de Schiaretti de no anunciar después de casi 24 meses quién conducirá la Fiscalía General revela el escaso compromiso institucional de una gestión, que luce más preocupada en cuidar sus espaldas que en una Justicia de cierta independencia y relativa calidad.
+ MIRÁ MÁS: Médico trucho del COE: qué dijeron legisladores oficialistas
En cuanto a las obras, la gran fortaleza de las gestiones de Schiaretti, hubo varios anuncios, en especial en cuestiones viales, que están muy lejos –por cierto– de aquellos planes ambiciosos de su anterior mandato.
En las obras, aprovechó para agradecer el acuerdo con productores rurales para algunos emprendimiento cofinanciados y renovar la alianza con el campo, uno de los puntos que pueden leerse del discurso como de cierta distancia con la gestión de Alberto Fernández.
Para evitar cualquier conjetura en tono de acuerdos o desacuerdos electorales para los comicios legislativos de este año, Schiaretti habló simplemente de una relación “correcta” con la Nación.
Pero dejó claro que es un partido que su Hacemos por Córdoba no le interesa demasiado jugar porque lo de ellos son las elecciones provinciales.
Y para esas falta muchísimo. Una eternidad habiendo cada vez menos conejos en la galera.