Es imposible encontrarles sentido a las explicaciones que ofrece públicamente la dirigencia gremial docente para fundamentar el paro que posterga un día el regreso a las aulas en Córdoba. Según el inesperado comunicado de la UEPC difundido el jueves a la tarde, el “No Inicio de Clases” (así, con esas mayúsculas) sería una respuesta a “la falta de propuesta salarial por parte del Gobierno de la Provincia de Córdoba”.
Sin embargo, el mismo jueves, en Telenoche, el Secretario General del gremio, Juan Monserrat, calificó de “buena” la propuesta del Gobierno provincial para actualizar automáticamente según la inflación los sueldos de sus representados. Entonces, ¿hubo o no hubo propuesta?
En otras declaraciones públicas, el líder gremial reconoció lo que por otra parte es un dato incontrastable: que en el último año, los sueldos en el área de Educación en Córdoba le ganaron a la inflación (en 2022 subieron en promedio 104,5%, muy por encima de las actualizaciones que registraron los ingresos de la mayoría de los ocupados) y que en términos de poder adquisitivo hoy están comparativamente mejor que un año atrás.
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Además de grandilocuentes mensajes destacando la importancia de la educación, en las intervenciones mediáticas de la dirigencia sindical docente hay difusas alusiones a la “Canasta Básica”, un término del Indec para definir hogares modelo en función de sus gastos promedio en determinados bienes y servicios que se presta a diversas manipulaciones en la discusión pública en nuestro país.
Dicen que los 120 mil pesos que recibió de bolsillo en enero pasado una maestra de primaria que recién se inicia constituyen una miseria. Pero incluso ese salario, que en el universo docente recibe una ínfima minoría, en el contexto de nuestra depauperada economía, es un ingreso superior al que percibe el promedio de la población ocupada.
Esta semana el Indec dio el último informe al respecto, que concluyó que en el tercer trimestre del año pasado, la población que trabaja tenía un ingreso promedio de $80.435. Incluso actualizando ese indicador, seguiríamos viendo números que están muy por debajo de los sueldos en Educación.
Los motivos reales por los cuales las clases empezarán en Córdoba un día más tarde son difíciles de descifrar. El paro se parece más a un ritual (por lo tanto, habitual, que debe repetirse cada cierto tiempo) que le permite reforzar su perfil combativo a una dirigencia sindical acechada por adversarios internos adheridos a partidos de la extrema izquierda.
Y hay razones para suponer que la sorpresa expresada por el ministro Walter Grahovac, desde hace más de 15 años a cargo de Educación en la provincia e histórico líder del gremio docente, no habría sido tan grande.