El tercer tiempo de Arriba Córdoba se me metió en mi cocina.
Y la pasamos bárbaro. Cocinando entre amigos, algo bien sencillo pero con mucha onda y pasión, ingredientes clave para cualquier plato.
La idea fue hacer tortilla de papas, un plato bien caserito, que los españoles incorporaron a su gastronomía cuando le llegaron las toneladas de tubérculo de este lado del mundo hace un poco más de 5 siglos. Y con Jorge, instados por Flor Ferrero y Ale Bellini, decidimos hacer dos variantes de la tortilla, sin ningún otro ingrediente que las papas, los huevos, sal y pimienta.
Y como la cocina es seguir tradiciones y también animarse a innovar, se nos ocurrió arrancar probando algo que Jorge había escuchado ni él sabe dónde. Así aprovechamos las cáscaras de las papas que habíamos pelado, las lavamos bien, la metimos en una sarten con un poco de aceite, dejamos que se doren y le agregamos queso parmesano rallado. Apenas se fundió el queso y se integró con las cáscaras, servimos. Interesante como previa a la tortilla.
Jorge fue la tortilla más clásica, esponjosa, bien cocinada. Yo elegí el denominado punto babé, jugosa por dentro y crocante por fuera.
El comienzo es el mismo para los dos. Papas cortadas en trozos iguales (él las ablandó un poco en microondas y cortó en trocitos, yo en rodajas), que sancochamos en aceite y sacamos con una espumadera y las mezclamos con los huevos apenas batidos. Para mí ese punto es clave. Condimentamos con sal y pimienta y mezclamos bien con la mano para que cada trozo de papa absorba bien el huevo.
Ahí se dividen las recetas. Jorge puso en la sarten a fuego medio y dejó que se cocine bien de cada lado. Yo puse el fuego bien al máximo, apenas se selló de un lado la di vuelta y cuando se doró del otro, la serví.
Con los mismos ingredientes, esa diferente manera de cocinarlas dan dos tortillas bien diferentes. Jugosa una, bien cocida la otra.
Y como en la diversidad se resuelve la vida, el equipo de Arriba Córdoba se las devoró con el mismo entusiasmo a ambas. La interesante de la tortilla es que sobre esa base se le puede agregar lo que venga: cebollas, ajos, chorizo cantimpalo, morcilla, otros embutidos, quesos y sigue la lista.
Lo interesante de la experiencia fue mostrar que poniéndole un poco de onda, en cocina cualquier cosa puede quedar rica, además de recordar aquella máxima que “para hacer una tortilla, hay que romper los huevos”.
Buen provecho.
+ VIDEO: mirá el Facebook Live del Tercer Tiempo de Arriba Córdoba: