Cada vez que un usuario de la ciudad de Córdoba se sube a un colectivo urbano abona 17,22 pesos. Pero, en realidad, ese no es el precio real: cuesta 26,50. La diferencia es absorbida por la Nación a través de subsidios directos a las empresas y de un cupo de gasoil que pagan a menos de la mitad de lo que cuesta en un surtidor normal.
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Pero esos 9,28 pesos por pasaje se terminarán desde 2019. La Nación le comunicó a las provincias que no enviará más ese subsidio y que cada distrito tiene que hacerse cargo de ese monto: lo puede absorber la provincia, el municipio y/o trasladarlo al usuario. Para Córdoba, son 3.600 millones de pesos y todavía no está claro quién y por cuánto absorberá la diferencia.
Pero hay otro problema: las tarifas están atrasadas. El último aumento se dio en junio, con un gasoil de 20 que hoy está en 30. El municipio (y la provincia en los interurbanos) deberán, tarde o temprano, actualizar esa tarifa.
El boleto urbano hoy, por efectos de la inflación-paritarias y gasoil, debiera estar en 25. Entonces, sobre ese boleto de 25, hay que calcular el monto del subsidio, que ronda el 35 por ciento. Hablamos entonces de un boleto en torno de los 38/40 pesos: el equivalente a un dólar.
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Lo que queda para discutir, y será eje de la ya tensa relación Schiaretti-Mestre, es quién asume qué. La Provincia estudia flexibilizar sus boletos sociales, de modo de abarcar a más gente. La intención es blanquear tarifa, así como está sucediendo con el gas y la luz. ¿Será posible en un año electoral?
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